Esas tres palabras «Semana de examen» durante muchos años han significado nervios, mal humor y malos modos con la gente que me rodea. Todo eso cambió hará unos 7 años, descubrí que si las cosas se hacen con tiempo, dedicación y prestándoles la atención debida; entonces se hacen bien.
¿Qué pasaba antes? Que esperaba al último momento y claro, eso llevaba inexorablemente al fracaso. Estudiar la última semana, los últimos días, se puede hacer en el colegio, el instituto e, incluso, en la universidad en algunas «marías». Pero, es obvio que cuando empiezas a preparar una oposición esos días o semanas se convierten en años, si años en plural.
No es el caso de este viernes, se trata del examen final de un MBA, pero no por eso es menos importante. Han sido casi dos años haciéndolo, estudiando, presentando trabajos, informes y haciendo exámenes parciales. Y ahora este viernes llega la última prueba. En otras circunstancias estaría agobiado y malhumorado -como dije al principio- pero habiendo trabajado la materia este repaso final me ha resultado mucho más sencillo.
Como dijo Julio Cesar al cruzar el Rubicón ALEA JACTA EST. Solo que en este caso no desobedezco a nadie y me lo he currado.
Y, todo esto sucede, desde hace 7 años.