No, por desgracia, no he tenido la fortuna de fotografiar al gran Bob…pero si tuve la ocasión de hacerlo con otro Marley. Un ciclón de la naturaleza que durante la sesión no paró de correr, saltar, bañarse y darle cariño a su dueño.
La historia es la de siempre, perro abandonado que recoge una persona con corazón y que en poco tiempo se convierte en un compañero fiel y alegre.
Un placer «afotarlo»
Espero que os guste. Críticas y comentarios aquí.
Pues se le ve contento! 🙂
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Si, el chaval que lo recogió le ha dado lo que le faltaba.
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Si, me lo perdí en su día 😉 Y el perro parece muy feliz 😀
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Es que publicamos mucho ;-). El perro disfrutó más que nosotros.
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