El pasado sábado un familiar me pidió que le acompañase a un campo de fútbol porque le tocaba arbitrar y no tenía quien le llevase. Primer dato, en España hay jóvenes que se dedican a hacer algo más que a perder su tiempo, estudian, arbitran; buscan en que usar su tiempo libre.
Era un partido de infantiles, si bien creo recordar, entre El Raal y el equipo del Barrio del Progreso, ambos de la provincia de Murcia.
Me gusta ver como los chavales se lo toman tan en serio, calentamiento, charlando entre ellos de quien es el mejor jugador contrario, pensando en como afrontar el partido y animándose. También los entrenadores, con los que al final del partido charlé un rato, a esta edad son más educadores que otra cosa y tuvieron un comportamiento genial con los chavales, les animan, recompensan sus esfuerzos con palabras de ánimo y, sobre todo, les tratan como lo que son…NIÑOS.
Ahora es cuando viene lo malo. Los padres.
Durante muchos años yo fui deportista, hice Judo a mas señas. Y jamás vi a mi padre hacer eso. Es más, si lo hubiese hecho me habría sentido avergonzado y le habría pedido que no fuese más.
Vi a padres, insultándose entre ellos, amenazantes, faltando al respeto, menospreciando, etc. Y lo que me parece más grave, diciéndole a un chaval que pasa su tiempo libre arbitrando a otros, que en este caso tenían pocos años menos que él, que era un inutil y que se dedicase a otra cosa…los insultos y descalificaciones más graves me las guardo.
Durante un momento del partido incluso temí que uno de esos exhaltados, no digo lo que pienso por educación, saltase al campo, y me dispuse cerca de la banda por si tenía que ir yo a interceptarle a medio camino.
¿Es esta la educación que quieren para sus hijos? Vergüenza tendría que darles.
Nota, a esos padres del equipo del Barrio del Progreso, que al final le insultaron y faltaron al respeto cuando pasamos por su lado, deberían de mandarlos a clases de urbanidad y educación porque son un ejemplo de lo que no se debe hacer.