Con una palabra se puede describir el derbi de ayer entre el Real Murcia y el Jumilla: SOPORÍFERO.
Comenzó el partido con el tradicional paseillo al campeón de la categoría y con un riguroso minuto de silencio en memoría de Severiano Ballesteros, DEP.
Parecía que el Real Murcia iba a jugar al fútbol, pero fué un espejismo. Los suplentes con los que Iñaki Alonso está confeccionando las últimas alineaciones demostraron porqué lo son. Muy flojos. Cabe destacar a Dani, un gran guardameta al que no debemos dejar escapar; y a Eddy, juvenil que juega de mediocentro, que aunque muy impetuoso demuestra que tiene mucha calidad y presencia.
Marcó el Murcia por parte de Molino el primer gol, en una de las pocas ocasiones que tuvo; poco después el árbitro sanciono como penalti una dudosa falta que, para más inri, se cometió un metro fuera del área. El único tiro a puerta de los visitantes, que se convirtió en el empate.
En la segunda parte Alonso dió entrada a Chando en el campo, que se encargó de establecer el 2-1 que ya fue definitivo en el marcador.
Como dato curioso, he de decir que el partido estuvo a punto de no celebrarse, ya que los visitantes la mañana de ayer todavía no tenían claro si iban a viajar a la capital murciana o no. Desde aquí espero que todos los problemas del Jumilla se solucionen, cobren lo atrasado y pronto vuelvan a la categoría.
Otra anecdota, ayer en el fondo norte había una pancarta pidiendo a Kike, el delantero canterano, su camiseta, pero el manchego no jugó el partido y no pudo satisfacer a sus seguidores.
Esperamos que para la eliminatoria de ascenso el Real Murcia ofrezca su mejor cara.