Una de las muchas tardes en las que necesitaba perderme, con la compañia de mi Milde me acerqué a las Salinas de San Pedro. Allí me encontré a este simpático pequeñin, que se dió un auténtico festín durante el tiempo que estuve allí…al final se hizo amigo de dos cigüeñelas y les debía de estar contando su tarde.
Espero que os gusten.